Fuí asta ahí, solo para comprobar que existen otros labios...y, volví a cruzar el puente, que nos une y nos separa: ese que tú me tendiste como una tela de araña: el que cruza los ríos de tu pelo y de tu espalda, ese que lleva al jardín de tus besos que nunca acaban...
He trepado las enredaderas, de tu piel y de tus venas: he llegado hasta el cielo y lo he tocado con mis dedos...
Jamás olvidaré tu dulce aliento que me hizo comprender lo que era el deseo...
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