Había un cuento de hadas, había un futuro incierto e inesperado pero había un futuro... ¿Qué es lo que queda? ¿Qué es lo que hay? ¿Que es lo que se puede esperar cuando no hay nada? Algo hay, es evidente pero no es lo de antes, ha cambiado... ¿O acaso he cambiado yo? Nada importa.
Me vuelve a doler la cabeza después de casi tres meses, para mí es un reto pero eso conlleva muchas cosas, hay algo que realmente me preocupa y no puedo averiguar con certeza lo que es, no lo encentro por más que rebusco... Quizá sea mi futuro, que anda perdido. No lo sé.
Quedan simples recuerdos de batallas cosmopolitas en una guerra sin rumbo definido, quedan pedales que nunca dieron un paso más hasta la meta, quedan sueños guardados en cajas cubiertas de capas de polvo, queda una marioneta sentada en una cama abandonada por un títere sin cabeza. No me importa. Quedan errores incesantes en vagones de trenes descacarillados que llevan un rumbo fijo les cueste lo que les cueste.
Yo sé que tengo el mío propio; mi rumbo, mi camino... aunque le haya perdido, pero tengo miedo de arrastrarle a otro vagón perdido porque esta vez, después de aquel septiembre de 2006, me importa de verdad jugar y perder.
Ary